martes, 11 de diciembre de 2007

“José Barroeta”

(Memoria de un poeta suicida)

Hipertenso
entre una larga cola de sedantes
y astros
reviso mi pobre amor por ti
infierno de plomo avivado por los cosmonautas
que descubrían átomos desviados en tu cabeza.

Tú y yo pertenecemos al claustro, al bajorrelieve, al patio
de un hospital donde las campanas
y las ojivas de Notre-Dame dan de comer a las gallinas
y a las viudas del apocalipsis.

El otoño ha crecido en tus sábanas de enfermo.
Allí los pájaros de mi pórtico saborean fármacos
y dosis neuróticas
vuelan sobre un Sena imaginario donde guardo vituallas
para el último viaje.

Tú sientes como yo el pavor y la alegría del cuerpo
recoges demencia del olvido en tu carne inmediata
en tus sienes de Zaratustra ahumado por la melancolía
y el destino
por la vida que se va con el tren de las seis
hacia un asilo donde tu cabeza es un poema suicida de
un cráneo amarillo que yo recuerdo con exactitud de un
ovillo
mientras las conserjes españolas tejen mis pasos
en los bancos de Luxemburgo.

Ya no te vi más después de los días de hospital.
Tu madre me avisó tu suicidio en una carta imprevista
y recordé algo de tu poema en francés
recordé que tenías 18 años
que te llamabas Levy
que tu locura y tu muerte eran una sombra
una tristeza mía que hoy agita la Osa Mayor del trópico
para que la resurrección no te sorprenda con los vacíos
del otro mundo.

No hay comentarios: