martes, 27 de enero de 2009


Pero si es aún muy temprano, tan temprano que podría comer cualquier cosa sin sentir resentimiento. Pero no gracias, prefiero poder escribir. Debería estar algo satisfecha por haber logrado hoy dos páginas de ese intento que me tiene mordiendo la carne desde hace más de cuatro años. Pero sería demasiado sinvergüenza por sentir siquiera una migaja de satisfacción; más bien debería estar dándome por vencida, reconocer mi evidente fracaso y Resignarme, aunque me oponga rotundamente a ello, porque es que, lamentablemente, sigo siendo una "sabatiana desesperada" que resiste en el polvo, que Resiste con mayúsculas en el puente eterno de sus telarañas. Así es, soy Martín, soy Juan Pablo, soy otros mil personajes de esta vida que se niegan a resignarse y Resisten, aunque tengan la absoluta seguridad de un abismo aguardándolos. Me meteré a loca, pero trataré, pues no es sólo la vanidad lo que me mueve, bien lo sé desde el fondo. Quiero, necesito certificar la inmortalidad de mi espíritu, a pesar de ya estar sintiendo a los gusanos hartándose de mis intestinos.

2 comentarios:

Cronopio dijo...

No decaigas no, en el menester de inmortalizar el alma que tienes. Un verso, cuento o un ensayo de vida puede ocuparte muchas estaciones y muchas años de tu existir. Lo valioso vendrá después, cuando tu escrito esté terminado, y percibas al leerlo que su fuerza y cohesión es tan inmensa que parecerá haber sido escrito sin parar y en sólo minutos.
En mi caso ya son 20 los años que han pasado desde que inicie la ardua tarea de escribir mi epitafio. Espero terminarlo este año. Una vez concluido, lo clavaré en la puerta de la iglesia. Luego caminaré sin parar hasta el cementerio del pueblo.

Emily Rangel dijo...

Qué cosa curiosa, cuando vi el número, lo último que imaginé fue que se tratara de una persona desconocida, y menos de usted, usted señor, a quien desconozco totalmente pero que, por alguna extraña razón, no me resulta ajeno. De todos los modos posibles, gracias. Mi terca resistencia no me dejará hundirme tan pronto.

Espero algún día poder leer ese pedazo de su alma.